27.8.06

Diploma de honor

En las facultades de la ciudad de Buenos Aires hay unos 1.000 estudiantes que viven en villas de emergencia. A algunos los miran como bichos raros pero ellos aseguran que quieren recibirse y salir de sus barrios. Historias de jóvenes que estudian para hacerle frente a la pobreza. La silueta pequeña de Melisa se mueve decidida entre ladrillos y el cemento. Su gesto es riguroso, algo distante; despliega planos sobre un caballete y ordena. El paisaje empobrecido de su alrededor la vuelve más menuda, casi imperceptible, pero lejos de apocarla, la envanece. Por las aberturas sin terminar se aprecia la Villa 20, donde vive Melisa y oficia de maestro mayor de obra en un plan de viviendas. Para que todo funcione, está Aldo, preceptor en una escuela de la zona y su mano derecha. A él, en el barrio le reconocen el esfuerzo que hizo para que ese grupo de pibes, que hasta no hace tanto andaban en malas juntas, ahora madruguen y carguen ladrillos. Una salida de ese ostracismo al que llevan el hastío, los rechazos, las frustraciones tempranas. El complejo Lugano I y II poda el horizonte; de este lado, el barrio es un atajo de casas suspendidas en lo que les queda por terminar. Por las calles entrecruzan el paso rostros andinos, de andar callado, y los oficios de feriantes apostados en las veredas. Atravesando ese enredo cotidiano, cargado de novedades, un pasillo estrecho serpentea y obliga a caminar de a uno hasta la casa de Melisa Mamani Joaquín, de Oruro, Bolivia, donde nació hace 24 años. Su historia es común a cualquier hijo de inmigrante: primero vino el papá con la esperanza de un regreso pronto y próspero que nunca ocurrió. La cumbia se filtra desde el otro lado de la medianera que separa dos vidas que no se ven, pero se perciben como si respiraran juntas. Adentro, las maquetas de estudiante de Arquitectura apenas se adivinan entre el resto de los enseres que dejan pocos espacios libres. Son diseños rectos, modernos, amplios; soñados para que entre mucha luz y aire, que contrastan con su pieza donde apenas recibe un haz luminoso. No es difícil, entonces, adivinar lo que ella misma confirma: la arquitectura la hace sentir libre y creativa; y en sus edificios de juguete expresa lo que anhela. Eligió los ladrillos porque cuando llegó al país, la única escuela porteña que la aceptó sin documentos y una residencia precaria le daba la opción de terminar con el oficio de maestro mayor de obra o técnico electrónico. Pero el después sería lo más desafiante: ¿Por qué ella no podría ser arquitecta y levantar edificios? "Estudiar, dibujar planos, hacer maquetas, es algo relajante para mí –asegura –. Ahí vuelco mis ideas, lo que pienso y siento." El tránsito no es fácil. Para terminar el Ciclo Básico Común (CBC), hizo changas. Ya aprobó ocho materias, debe dos finales y cursa cinco veces por semana. Eso se traduce en una hora y cuarto de viaje repartidas en dos colectivos, todos los días, ida y vuelta. El regreso es a medianoche, cuando las farolas apenas alumbran el camino a casa. "Es evidente que Arquitectura se destaca porque es una carrera de gente de plata, ¿no?", sonríe. Aun así, ella asegura que nunca se sintió discriminada (tampoco habla mucho de su lugar de pertenencia). "Y siempre hay algún desubicado que hace algún comentario respecto de las villas y los villeros y eso me pone los pelos de punta. Hablan por lo que ven en la tele." Esos sinsabores no la amedrentan. "Vivir en una villa no es una elección. Yo no elegí ser villera. Vivimos acá porque es el único lugar adonde podemos ir", declara. Y va por más: "Quisiera hacer me conocida. Quiero ser alguien. Acá en el barrio, por ejemplo, saben que vas a la facultad y te miran distinto. Creo que así se puede ayudar a los más chicos para que esto cambie, aunque sea un poquito"...... > Clarín

2 comentarios:

Buu Bauhaus dijo...

Hola, estoy buscando con urgencia, informacion sobre los monobloks de Lugano I y II, y poco consigo sobre este conjunto habitacional, y principalmente necesito saber quien estuvo en la comision municipal de vivienda de buenos aires durante el proyecto y ejecucíon, que arquitectos, etc. Si tienes alguna info y quieres ayudarme aqui esta mi correo:angy.gdss@gmail.com
saludos.

kumkum dijo...

"El paisaje empobrecido de su alrededor la vuelve más menuda, casi imperceptible, pero lejos de apocarla, la envanece" no te la des de cronista todo es muy subjetivo