El arquitecto y artista argentino Tomás Saraceno (Buenos Aires, 1973) es un soñador. Si se cumple su visión, en el futuro habrán ciudades que flotarán en el aire a kilómetros de altura. Por más que suene como una utopía de una novela de ciencia ficción, Saraceno afirma que su proyecto es factible. Antes, llamó la atención en Europa con sus Solarmachine. Un conjunto de globos aerostáticos que elevaban a pasajeros utilizando energía solar como "combustible". Ahora bien, su nuevo proyecto —Ciudades Aeropuertos— va más allá y se exhibe ahora como una sensación en el influyente centro cultural Barbican de Londres. Es una de las sensaciones artísticas de la primavera londinense y se puede ver allí hasta el 16 de julio. La obra fue elegida como parte de una exhibición colectiva llamada "Ciudad del futuro: experimento y utopía en la arquitectura 1956 a 2006".
Saraceno nació en Buenos Aires, pero pasó la mayoría de su infancia en Italia, donde sus padres se exiliaron. De regreso en Argentina estudió arquitectura en la UBA y se codeó con el concreto Gyula Kosice, el artista argentino que propuso ciudades aéreas ya a fines de los 40. Saraceno lo cita como una directa influencia.
La exhibición en el Barbican consiste de una película panorámica que Saraceno filmó con 32 cámaras en el Salar de Uyuni, en Bolivia. Es el mayor desierto de sal del mundo, con 12.000 kilómetros cuadrados. Una vez por año, durante las lluvias, se convierte en un gigantesco espejo que refleja el cielo. Se pierde el horizonte y uno siente que está flotando en el aire entre las nubes. En el Barbican el filme se está mostrando sobre un mural curvado de 80 metros de largo usando 32 proyectores. Este video mural es como un simulacro de la vista que se disfrutaría desde una de las Ciudades Aeropuerto. Sarraceno suma a la proyección diseños y especificaciones para llevar a cabo la fantástica urbe.
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